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Fuente de la imagen: mvc archivo propio |
Se inicia con una maceración pelicular de la uva entera a temperatura de congelación durante 48 horas, una técnica que busca extraer al máximo los aromas y precursores aromáticos de la piel de la uva. Tras el prensado y el desfangado, el mosto fermenta en barricas de roble francés. Pero la singularidad de este vino se consolida con una crianza de siete meses en las mismas barricas, sobre sus lías, mediante la técnica del batonnage. Este proceso de remover las lías finas en suspensión aporta volumen, complejidad, y un carácter untuoso y delicado al vino. Al servir Nora da Neve, lo primero que cautiva es su color: un brillante amarillo dorado, que ya insinúa la nobleza de su crianza. En nariz, el vino se despliega con una elegancia y un poder de seducción notables. Su marcado carácter varietal Albariño se manifiesta a través de aromas a fruta madura, como la manzana y la pera, entrelazados con delicadas notas de flores blancas, destacando la camomila. A medida que el vino se abre, se perciben sutiles matices especiados, un eco discreto y bien integrado de su paso por barrica. En boca es carnoso, con una frescura vibrante que equilibra su estructura. Su recorrido es largo y persistente, invitando a la reflexión y permitiendo disfrutar de una gran complejidad de sabores y sensaciones. Es un vino que habla de su origen, de su elaboración cuidada y de la maestría de Viña Nora para crear un Albariño que va más allá de lo habitual. Con una producción limitada de 12.000 botellas de 0,75 litros, Nora da Neve es una experiencia, la expresión de un terruño y de una bodega que sabe honrar la tradición mientras innova, ofreciendo un Albariño complejo, delicado y memorable, digno de ser disfrutado con calma.