lunes, 30 de diciembre de 2019

Evolución enoturística

Fuente de la imagen: Workmeeting en torno al enoturismo (M. Velasco, 2018). Reunión de trabajo en el Centro Integral del Vino, para programar/organizar el IV Máster Universitario en Enoturismo, convocado por la Facultad de Turismo de la Universidad de Málaga. De izquierda a derecha:  AntonioRafaelAnaVicenteJuan y Manuel
[M. Velasco, 2019] El enoturismo, o turismo relacionado con la cultura del vino, comienza a consolidarse en España como una de las principales atracciones en las comarcas donde se practica. Interpretando y adaptando la doctrina de Morgan, Elbe y otros (2009)[1] y Gilmore y Pine (1999)[2], la intersección entre la tradición vinícola y las innovaciones tecnológicas está transformando la experiencia del enoturismo, ofreciendo a los visitantes una inmersión más rica y significativa en el patrimonio vitivinícola de cada zona. El avance de la tecnología juega un papel crucial en la promoción y mejora de las experiencias enoturísticas (Szpilko, 2017)[3]. Las herramientas digitales permiten la creación de aplicaciones que facilitan la información sobre las bodegas, los tipos de vino y las actividades disponibles, lo que, a su vez, satisface la evolución tecnológica del turista (Malik y otros, 2017)[4]. Y es que las rutas enoturísticas no se limitan solamente a la cata de vinos, sino que también incluyen experiencias gastronómicas que permiten a los turistas disfrutar de la rica gastronomía local en combinación con los vinos de cada zona vitivinícola, enfoque multidimensional del enoturismo que, siguiendo la tesis de Gilmore y Pine (1999), de multidimensionales vinculadas[5], satisface a los amantes del vino y atrae a aquellos otros interesados en la cultura, la gastronomía y el paisaje. 

A ello se une el desarrollo de propuestas que involucran la participación activa de los turistas, como talleres de elaboración de vino, enoturismo sensorial… iniciativas todas ellas que promueven una conexión más intensa entre los visitantes y la cultura vitivinícola de cada comarca. Tampoco se debe olvidar la influencia del principio de sostenibilidad (Kirafova, 2019)[6], que empieza a conformarse como otro motor del enoturismo, al crecer la conciencia sobre la importancia de prácticas agrícolas responsables y el compromiso de las instituciones vitivinícolas con el medio ambiente. En ese sentido, el que denomino “enoturismo sostenible” se centra en la producción de vinos de calidad, con una progresiva inquietud por todo lo relacionado con el impacto ambiental y social de sus actividades productivas, ya sean industriales, logísticas o básicamente turísticas. El promotor enoturístico empieza a darse cuenta de que el turista se va interesando por aquellos proyectos de turismo de cercanía que promueven la conservación del entorno natural y refuercen el patrimonio cultural, caminando hacia modelos de enoturismo beneficiosos para la microeconomía y, a la vez, contribuyen al bienestar de las comunidades de los ámbitos territoriales donde se ubican las rutas enoturísticas. Fuente de la información: textos referenciados y conocimiento propio.
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[1] Morgan, M., Elbe, J., Curiel, J. E. (2009). Has the experience economy arrived? International Journal of Tourism Research.
[2] Gilmore, J. Pine, J. (1999). The experience economy. Harvard Business School Press.
[3] Szpilko, D. (2017). Tourism supply chain—Overview of selected literature. Procedia Engineering.
[4] Malik, R., Madappa, T., Chitranshi, J. (2017). Diversity management in tourism and hospitality: An exploratory study. Foresight.
[5] Desconexión, educación, entretenimiento, gastronomía, paisaje…
[6] Kirafova, A. (2019). Sustainable tourism marketing strategy: Competitive advantage of destination. In I. Management Association, Sustainable tourism: Breakthroughs in research and Practice.