Fuente de la imagen: mvc archivo propio |
Su crianza en barricas de roble francés y americano le confiere una complejidad aromática y una estructura en boca que lo convierten en un vino de guarda[1]. A la vista, presenta un intenso color rojo picota con reflejos granates. En nariz, destacan los aromas a fruta roja madura, como la cereza y la mora, acompañados de notas especiadas, tostadas y balsámicas. En boca es un vino amplio, con taninos dulces y una acidez equilibrada que le aporta frescura. Su final es largo y persistente, dejando un agradable recuerdo a fruta y especias. Vino muy versátil que marida a la perfección con una amplia variedad de platos, siendo ideal para acompañar carnes rojas a la parrilla, guisos tradicionales, quesos curados y embutidos ibéricos. Parte de este texto se ha editado en el sitio de Manuel, bajo el título “Un clásico riojano”[2].
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[1] Vino con las características adecuadas para envejecer en la botella, consiguiendo una nota de cata distinta a la obtenida antes del embotellado..
[2] Fuente de la imagen: mvc archivo propio.