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Fuente de la imagen: mvc archivo propio |
Una vez finalizada la fermentación, el vino permanece durante nueve meses en los mismos depósitos sobre sus lías, un proceso que le confiere complejidad y volumen. Finalmente, es clarificado y embotellado, pasando doce meses de crianza en botella antes de su comercialización, lo que permite evolución y afinamiento antes de llegar al consumidor. A la vista, se presenta con un color amarillo oro viejo con distintivos reflejos verdosos, tono que ya insinúa la personalidad y el carácter del vino. Al acercar la copa, la nariz se encuentra con una compleja paleta aromática, percibiéndose notas de fruta madura, que evocan la generosidad de la añada, entrelazadas con sutiles toques de hierbas de tocador y especias dulces, matices aromáticos reflejo de la singularidad que emana de su origen en las viñas y de su crianza. En boca, despliega una frescura genuina y a la vez untuosa, mostrándose equilibrado, fresco y redondo, con una acidez que le confiere vivacidad y un carácter sabroso que invita a seguir degustando. Esa frescura untuosa es el resultado de la interacción entre la vivacidad propia del verdejo y una textura envolvente, producto de su elaboración artesanal y su permanencia sobre lías durante meses.