Desde una perspectiva purista, las redes sociales en Internet existen prácticamente desde que la Web nació, un poco después de mi irrelevante llegada a este Mundo, pero desde hace unos meses percibo en mi entorno un inusitado interés por el tema, la herramienta, la filosofía o la corriente sociológica, como prefieras. Pienso que es bueno, aunque, claro, ahora a cualquier cosa se le llama practicar redes sociales.
Creas una comunidad, grupo o foro, con aportaciones, fotos o links iniciales y ya está, ponte a fardar con tus contactos de la idea original que has tenido. Lo curioso es que, en algunos casos, se inscriben en el vacío grupo un porrón de miembros, lo cual me hace pensar que el contenido y la orientación del proyecto o club, no tienen por qué tener relación directa con la publicidad y éxito inicial de la difusión.
La moda, tal vez, o las perspectivas de un futuro buen sitio. El caso es que, desgraciadamente, luego llega el día después y, por derivación, la desilusión. Pero hay sitios creados con emoción, con amor, ofreciendo posibilidad de integración, de interrelación, de socialización y, lo más importante, seguimiento futuro y retroalimentación proactiva, como el lugar que el Museo del Vino Málaga ha creado en Facebook.
Si eres fan, te invitan a que lo visites en la Feria de Málaga y si, además, eres mayor de edad, te ofrecen una degustación comentada, maridada con un aperitivo. Le deseo a este proyecto la mejor de las suertes virtuales y en el improbable caso que me desilusione, deberé comentártelo en este sitio (imagen del proyecto; fuente: su sitio en Facebook).