Agradable día el de ayer, en compañía de buena gente. De los vinos locales, nacionales internacionales que degustamos, resalto la invitación de Manuel a un “Chateau du Vieux Vigneu 2012”, de Haut Saint Clair, donde los señoriales taninos se apresuraban a destacar con presunto encanto, entre previo manojo afrutado de frambuesa, grosella y, por qué no, maduras fresas.
Todo el boceto generosamente redondeado en boca con un codicioso y seco final, pelín resabiado a leña (tal vez por las fragancias provenientes de la chimenea, perfumando el cálido ambiente navideño), que me recordó los fríos inviernos rondeños de la niñez.
Obviamente, el líquido elemento se integró con la mística ensaladilla, el secreto y resto de viandas. Te dejo una instantánea de las botellas, vacías, por supuesto.
Todo el boceto generosamente redondeado en boca con un codicioso y seco final, pelín resabiado a leña (tal vez por las fragancias provenientes de la chimenea, perfumando el cálido ambiente navideño), que me recordó los fríos inviernos rondeños de la niñez.
Obviamente, el líquido elemento se integró con la mística ensaladilla, el secreto y resto de viandas. Te dejo una instantánea de las botellas, vacías, por supuesto.